Testimonio de Mabel


* Juan Emiliano Marcovich (Hijo de Mabel Ferrari)

 

Qué tan desvalidos nos sentimos ante la muerte. Cuán poco preparados para enfrentar este fenómeno, que es tan natural, como nacer. Qué despojados nos quedamos frente a lo que es inevitable...nuestra muerte y más aún, la de nuestros seres amados. Cómo encontrar la explicación cuando el que viajará antes es nuestro hijo, ese hijo que con tanto amor recibimos en nuestro corazón y que pensamos nos acompañaría toda nuestra vida. Qué mecanismos tan desesperantes y hasta brutales se nos desatan ante este hecho tan inesperado. ¿Cuántas veces nos hemos preguntado, por qué no se dice la VERDAD ? porqué se nos instruye solamente sobre la tragedia que significa la pérdida física, esa pérdida en la que uno siente muchas veces... que también ha muerto un poco, hay grandes explicaciones sobre las etapas del duelo, poniendo tiempo calendario a nuestro dolor, cuando la realidad es que el dolor es de cada uno, tan íntimo, tan profundo, que no obedece a ningún camino de comprensión. Es posible que existan razones que escapan a nuestro entendimiento, a nuestras diferentes etapas de evolución, que nos permitan descorrer, ese delgado velo, que apenas nos separa del mundo espiritual.

El tema es que esta tan temida muerte, este BASTA !!! de nuestro cuerpo físico, que puede ocurrir en cualquier momento, en cualquier lugar, de cualquier manera, nos lleva a espacios tan dolorosos que pueden ser impensados desde lo racional. Cuál es el factor que más distancia pone entre el mundo de los “ vivos “ y el de los “ muertos “ ? sin duda. . . el miedo, esas enseñanzas que llevamos grabadas en el alma “ los muertos, muertos están “ o “ a los muertos hay que dejarlos en paz “ o “ que duerman en la paz del Señor “ y otras tantas que nos llevan a caer en ese tremendo e insano vacío en que las personas transitamos en tiempos de duelo, a ese nunca más o a esa débil ilusión de “ me mirarás desde una estrella “ y otras tantas .Señores. . . desde éste, mi humilde testimonio, puedo decir - que la muerte no existe - , NO desde la perspectiva que significa final. Muere nuestro cuerpo físico y continuamos con nuestro cuerpo espiritual. Somos espíritu en un cuerpo que se nos presta para poder desenvolvernos en este plano , el que deberemos cuidar y respetar a lo largo de nuestra vida, luego proseguimos con nuestro verdadero cuerpo que es el espiritual, con nuestra memoria, nuestros sentimientos de amor hacia quienes aquí momentáneamente dejamos y con una pureza que, por cierto, con nuestra evolución en otros planos, nos llevará a ser todo amor, ese famoso AMOR del que siempre hablamos en la Tierra , pero que tanto nos cuesta construir, porque no nos olvidemos. .. somos imperfectos y tenemos nuestras miserias.

Debo decir que a través de este gran dolor que me tocó vivir, fui llevada, al igual que mi familia, inspirada, lo sé muy bien, por nuestro hijo a los caminos del conocimiento sobre el gran misterio de. . .¿qué pasa después de la muerte? Es así como llegamos a este método maravilloso de comunicación que se llama Transcomunicación Instrumental (TCI). Practicarlo necesita de una gran decisión, amor , respeto y sobre todo una gran paciencia , no siempre es tan sencillo obtener una escucha clara, pero cuando esto ocurre y podemos oír aunque sea una pequeña palabrita como – mami – estamos juntos- o – te amo – una enorme compensación le pondrá alas a nuestro corazón , unas enormes alas que nos llevarán a vivir este grandioso dolor con la certeza, con la comprobación de que esa persona a quien tanto amamos, nunca se fue de nuestro lado , los vínculos de amor no se destruyen. Nuestros muertos están tan vivos como nosotros, nos acompañan y nos rodean de su presencia espiritual y se manifiestan siempre que estemos abiertos a ello.

Muchas personas podrán decir. . .nadie volvió para contar como son las cosas por allá. Bueno, esto no es así, claro que no volvemos con nuestro cuerpo físico, y se me ocurre pensar respetuosamente en Jesús y decirme - se manifestó luego de su muerte en su cuerpo físico o en su cuerpo espiritual. . .y era Jesús -.De ninguna manera lo haremos físicamente pero desde siempre “los muertos" trataron de hacernos llegar sus manifestaciones para que supiéramos que estaban muy bien, en un lugar hermoso y con una vida en paz. Es muy importante poner de manifiesto que la TCI o comunicación entre ambos mundos, fue buscada, en principio, por los espíritus para relacionarse con los encarnados, lo que daría por tierra con el famoso argumento siempre esgrimido de que - no deben ser interrumpidos, ni molestados porque los detendremos en su evolución. Sobradamente se han expresado que están tan felices de poder hacernos saber que siguen existiendo y tan felices y cercanos a nosotros que también esto les ayuda porque sienten que. . . mi familia sabe que sigo viviendo y que estoy muy feliz, eso me hace mucho bien y me libera.

Siempre comparto mi experiencia con todo aquel que me abra su corazón para recibirlo, cada persona a quien le transmito mi testimonio sobre la maravillosa noticia de que existe la vida después de la vida, me permite, estoy segura, ganar una flor para el jardín de Emiliano, y respeto que cada uno haga con este tesoro lo que sus sentimientos le indiquen, siempre pienso que es solo cuestión de tiempo, todos pasaremos a ese mundo algún día y todos más temprano o más tarde lo comprobaremos.

Dios permita que estas palabras de mi experiencia te sirvan, las transmito en homenaje a mi niño, a mi ángel, a mi pedacito de cielo, a mi Juan Emiliano, que dejó este mundo el 5 de enero del 200l, por propia voluntad, porque su corazón no soportaba el sufrimiento de estar en este plano a pesar de tenerlo todo y a quien le agradezco – sólo por esto –el haberme hecho conocer que existía otra vida y ese maravilloso mundo espiritual, pero también para mi hija Erica, que tenemos de este lado de la vida y que nos acompañó a mí y a su papá en tanto dolor y en el aprendizaje de la transcomunicación y certeza de la existencia de la vida después de la vida. También para mis padres y mi hermano, que viven en el Cielo, pero muy especialmente para todos los chicos, amados chicos que se nos adelantaron y nos dieron el empujón para asomarnos a este otro mundo que vibra entre el Cielo y la Tierra.

* Mabel Ferrari mamá de Juan Emiliano Marcovich


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