Señales para Amalia y Nestor
De parte de su hija Mariana
* Señales de Mariana (Hija de Amalia y Nestor)
* Mariana
Nestor nos cuenta: ...
"Julio de 1998, Autopista del oeste,18 hs lluvia muy intensa, visibilidad muy escasa, sentido capital, calculo 140 km/h., a pocos metros estación de peaje por donde pasaba cada día tomando la barrera automática. Esa tarde hubiese sido imposible hacerlo debido al exceso de velocidad y el estado del suelo por lluvia. Despierto de pronto, no se de que estado, en esta situación. Instintivamente me dirijo a la barrera con cajero, y el auto se detiene frente a la cajera (en esas condiciones debería haber impactado contra la cabina o con mucha suerte contra la barrera)...
- Señor que sucede?....ud vio como venia, nos salvamos por poco.
Perdón, pero no me siento bien, ¿me puede ayudar?, (aun sin comprender claramente que estaba pasando).
De inmediato dos personas muy serviciales se acercaron, me ayudaron a maniobrar, estacionar y me condujeron caminando hasta un consultorio de guardia.
Apareció un joven de aproximadamente 30 años se presentó como médico, me observó con mucha tranquilidad y me hizo las revisaciones de rutina.
Señor: Ud esta muy bien de salud, se salvó por milagro y tiene un aspecto de tristeza, algo serio está sucediendo con su estado de ánimo (me duele el alma , pensé sin hablar), me dió la coca (bebida entonces preferida de nuestra fila, incluyendo Mañana) que tenía para su merienda.
Tome. le va a hacer mejor que a mi, me dijo con mucha dulzura, quedase aqui un rato llamamos a un familiar que lo venga a buscar. así no continúa manejando con este tiempo. Ese gesto me hizo reaccionar, no me puede estar sucediendo esto, mi estado de ánimo cambio y estaba dispuesto a seguir conduciendo.
¿Esta seguro?, Preguntó.
Y conduje hasta mi casa 30 km con total tranquilidad y sensación de paz, mientras lo hacía pensaba que al día siguiente iría a saludar y agradecer a ese médico que con un simple gesto transformó mi estado de ánimo.
No, ayer estuvo aqui de casualidad cubriendo una ausencia, me dijeron al día siguiente cuando pregunté por él.
-¿Casualidad que el auto se haya detenido justo en el peaje con cajera cuando lo habitual era el pase?
-¿Casualidad que los dos señores me hayan conducido amablemente hacia el consultorio? ----¿Casualidad que ese joven estaba allí?
-¿Casualidad que me haya convidado con su coca?
-¿Casualidad que no lo haya vuelto a ver?
En Julio de 1998 estabamos en pleno duelo enojados con todos y aún no sabía que Mariana estaba cerca nuestro. Hoy lo sé."
Junio de 1999.19:00 hs llego a casa, encuentro a Amalia y Matías (13 años entonces), él con muy poca ropa a pesar del frio, ambos conversando en el living.
Recién llega, me comenta Amalia, lo acaban de asaltar en la esquina. –Contame!, le pedí en tono nervioso.
Me llevaron caminando una 10 cuadras apuntándome con un revolver hasta cerca de un barrio de emergencia, mientras yo pensaba que nada me iba a suceder. Me quitaron ropa y zapatillas y me dejaron cerca de una remiseria. Y no te des vuelta porque te bajamos.
El barrio era muy sospechoso y oscuro, me acerque a la remiseria pensando en que me iban a quitar lo poco que me quedaba, pero me ofrecieron un té y llevarme a casa. Bueno, pero no tengo para pagar, acérquenme hasta donde les indique (por supuesto pensé en no ir cerca de la comisaría, porque no sabia como iban a reaccionar, ni cerca de mi casa, porque mamá estaba sola y temía que intenten ingresar conmigo). Baje del auto a tres cuadras de casa y a otras tantas de la comisaría, y vine caminando mientras la gente me miraba extrañada, semidesnudo con este frio.
Si, comenta Amalia, tan nerviosa como yo, mira que tranquilo está.
Ma..., todo el tiempo estuve tranquilo y pensé que nada iba a sucederme, Mariana estaba conmigo.
Amalia nos cuenta: ...
Dos meses después de la partida de Mariana, decidimos cambiar de casa porque se hacia insoportable habitar el espacio que tan felices habíamos compartido en familia. Durante la primera etapa del duelo se suelen cometer varios errores, entre ellos este, producto de la desesperación y necesidad de evadir una realidad que no la creemos como nuestra.
Cinco años después, el propietario me comentó en un encuentro casual: -'Estoy por vender tu departamento, ¿lo querés de vuelta? Lo consulto y a lo mejor te lo compro, dije automáticamente como si hubiese recibido un mensaje.
Llegue a casa con entusiasmo pero tuve que convencer a mi esposo y a mi hijo, para volver a compartir ese lugar que estábamos extrañando. Justo lo opuesto a lo que pensábamos en Marzo de 1998. Ellos, al principio, dudaron mucho de mi idea.
Lo hicimos, compramos el departamento del cuál habíamos escapado cinco años antes.
Al segundo dia de habernos mudado, en medio del desorden, decidimos instalar un televisor, pero nos costaba lograr la imagen ya que aparecía algo similar a lo que hoy vemos en la computadora cuando usamos un programa de audio.
De pronto, “Ma... mamá”. Escuchamos ambos, desde la habitación donde estaba Matías con la puerta cerrada (como es habitual en los adolescentes), nos mirarnos y pensamos, ...que querrá este chico ahora que estamos tan ocupados.
Al acercarme a la habitación para atender su llamado él estaba leyendo cómodamente, y me dijo enérgicamente que en ningún momento me había llamado, que no necesitaba nada. Cuando volví con el televisor, de pronto desapareció la distorsión de la pantalla y pudimos ver las imágenes con normalidad.
No dudamos que Mariana estaba con nosotros.
Quien aún no esté atento a las señales, tal vez no conozca que nuestros Seres de Luz tienen una ó varias propias con las cuales se identifican cada vez que desean hacernos saber que están cerca. En nuestro caso la canción “La Morocha” de Los Caballeros de la Quema, que trascendió el mismo año de la partida de Mariana, es una de las señales que se nos aparece aún hoy cuando nos sucede alguna dificultad.
Esto no soluciona las dificultades, pero nos da energías para enfrentadas, como lo hacia ella cuando estaba físicamente con nosotros
Vale destacar que las amistades de Mariana hablaban de “la morocha”, cuando se referían cariñosamente a ella.
Víspera del Día de la Madre de 2008, el canal TN pedía fotos familiares para ser publicadas en la pantalla, en homenaje a las mamás.
Intente enviarla varias veces desde mi whatsapp pero por alguna razón no pude hacerlo, por lo cual me fui a dormir algo enojada, pero pidiéndole a Mariana una señal para el día siguiente.
Yo que quería que la foto de mi familia en pleno forme parte del homenaje, pero no lo lograría. Mariana siempre estaba pendiente tanto de este día como el del padre.
Al día siguiente, Dia de La Madre, al despertar mi primer reflejo fue mirar la pantalla de TN, por supuesto sabía que no íbamos a estar presentes, pero si lo estarían muchas familias que nos representarían. Y así fue, pero mi mayor alegría fue que al momento de encender el televisor, las imágenes de las familias se presentaban una detrás de otra con una canción de fondo. Esa canción era “La Morocha”!, había estado de moda hacía diez años, y ahora la estaba
escuchando, cuando lo que mas esperaba era una señal.
¿Casualidad?
El mismo día, con mi ánimo por las nubes después de haber recibido el saludo de Mariana con su mensaje y el de mi hijo y mi esposo al despertarse, fui de compras, pensando en un almuerzo especial.
Mientras caminaba sentí una brisa cerca mio.
”Adiós suegra” escuché, pero cuando intenté ver desde donde venia esa voz, un joven desapareció velozmente en su bicicleta. Era Domingo, muy poca gente, casi nadie caminando por la calle y recordé que Mariana evitaba pasar por allí cuando salíamos a caminar juntas. En esa esquina paraba un grupo de adolescentes, que al vernos siempre exclamaban lo mismo: “Adiós suegra”. Ese día no estaban esos jóvenes, sólo el ciclista desconocido que pasó fugazmente a mi lado.
Un Dia la Madre mas pleno que el de años anteriores.
¿Casualidad?
Amalia y Nestor
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